martes, 21 de febrero de 2012

LA TESTA DEL GOYA

"La ficción vive su gala recibiendo un cabezón, y la realidad, vive su desgana soportando un coscorrón".


En la alfombra de una hojilla relato mi sainete y, simultáneamente, sobre un paño carmesí, desfilan los fotogramas de los que llevan trajecitos a medida y colorines en su telar, posando con el glamour de la sonrisa sin tener ninguna prisa. Llevan los pelos recompuestos por si hay que tener el foco delante, mostrando una soltura impresionante.

En realidad, esa alfombra es de quita y pon, como mi cuartilla, que hasta puedo escribirla con la escobilla. Es un tapete con el color del carmín encendido y que, combinada con la vanidad, se puede interpretar con total naturalidad.

Esta función, fascina a cualquiera desde el patio de butacas, pero escama ver tanta esterilla para caminar con paso de alfombrilla. Y todo es, simplemente, para recibir a un cabreado cabezudo, al que cada año se le viste de gloria y que se regala como la testa de Francisco Goya.

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