jueves, 16 de febrero de 2012

A CHARLES DICKENS

Hay hollín y betún en su cara conmovida. Con una ojeada, observa el instante con la precisión de un relojero. Todo lo que ocurre en ese segundo desaparece en medio de miles de páginas fotografíadas con un obturador de frases, y después, reaparece revelado a color en medio del tiempo, recuperándose todos y cada uno de los momentos estremecidos.

Mientras sucede, una farola parpadea debido a que su candil está mal colocado, y por la calle cae el chirimiri de un plomizo febrero al que ya le han pasado doscientos años por encima.

(Siete de Febrero de 2012)

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