Hoy es un gran día.
Se parece a uno más de agosto, a día de verano, al mismo de todos
los años. El sol acumula el calor en todas partes, se mete hasta en
la sombra y la calienta sin el temporizador del microondas. Escribo
esto con un sombrero puesto, cobijado con sensaciones parecidas a las
de Walt Whitman.
Estoy sentado en una
balsa que tiene la forma de una isla. Está ahora detenida en el
charco tibio del Mediterráneo y lleva esculpido el nombre de
Mallorca. A esa zódiac, la acompañan unos veleros sin motor, con
velas infladas de viento. El velero Menorca es gracioso, ni se mueve
a pesar del aire que le sopla. Y el Ibiza, vive una fiesta sin
control. Sus marineros caminan sobre la borda haciendo piruetas y
riéndose del mar. Hay dos botes salvavidas atados a una cuerda de
esparto y que son arrastrados por la inercia. Son como cámaras de
rueda de tractor hinchadas a tope. Los de antes las llamaron
Formentera y a la otra Cabrera; además, hay un dragón que también
pulula a su lado. El fulano se hace llamar Dragonera.
Todos estamos
detenidos en la charca, chapoteando sin sandalias, esperando la noche
para dormir desnudos sobre el suelo caliente, en una playa, entre
unas rocas. Menos mal que esta tarde habrá diversión: ha
llegado la noticia de que viene Ausias March a recitar estrofas sobre
el amor. Dicen de él que no murió en un siglo pasado. Esta mañana
de Agosto han comentado que no fue así. Por eso es que es un gran
día.
Este March, ahora resucitado, es un banquero de las letras. Resulta que su lírica la acomoda a cualquier cosa que exprese. Es un camaleón, una lagartija mutante. Voy a esperar al poeta del medievo repasando algún canon provenzal, algún verso decasílabo. Con tanto calor, pero amparado con el sombrero, estoy seguro que podré arañar algún verso y documentarme antes de que llegue.
Así es que termino
diciendo a mi manera un desvarío, bajo el calor abrasador, esperado
a Ausias March; algo que él anotó un día de verano, quizás tal
día como hoy: “Reclamo a todos mis predecesores, cuál a sido el
amor que el corazón nos ha enamorado”.
El
sol quema. El corazón arde, pero es un gran día en la balsa de la
isla de Mallorca.